viernes, 5 de marzo de 2010

Tirar una moneda al aire

Está inestable Lanús desde hace un tiempo. No encuentra su Norte en lo futbolístico, se pierde entre sus planteos, nombres e ideas. Los números de este 2010 así lo marcan: 6 derrotas, 3 victorias y un empate. Desequilibrado.

A esta altura,también, ya se recibieron 16 goles en siete fechas o 21 en nueve ( con Atlético Tucumán terminó con el arco en cero) sumando los encuentros de la Copa Libertadores. Y aún así, tiene muchos goles a favor, con Salcedo con cuatro goles consecutivos.Irregular.

Lo es, también porque- utilizando una metáfora pugilística, Lanús no es ni Nicolino Locche ni Carlos Monzón. No es aquel Intocable en su defensa, por el contrario, se expone a uno y otro golpe durante los partidos y en muchos, no puede reaccionar ante el primer cachetazo. Tampoco es Monzón, porque su faz ofensiva llega, pero no te desarma ni te mata. Le falta punch.

Entonces ahí anda el equipo. Deambulando entre la posibilidad de ganar, empatar o perder sin adecurse a ofrecer su juego ante todo, ni adaptando los momentos y circunstancias. Por eso se pierde más de lo que se gana, porque ante las dudas del propio, el otro, el rival, resuelve en su favor.

Sin embargo, no se está lejos de nada todavía. Pero los tiempos se acortan mucho con la cantidad de partidos sucesivos en pocos días. Una racha positiva, te pone ahí. Una negativa, te deja fuera de todo. Por eso no sirve la inestabilidad, menos ante un enorme rival como lo es Estudiantes de La Plata. Qué ni con suplentes- como la mayoría que pondrá mañana- ni con sus titulares con Verón y Cia. deja de hacer su juego. Firme, compacto, sin dejar espacio para dudar. Hace lo que sale a hacer. Si le sale bien, y sino, trata de cambiar sobre la marcha.

¿Puede ganar Lanús?. Claro que puede, porque tiene con qué hacerlo. Pero no sirven solo los tres puntos, sino el funcionamiento que pueda encontrar el equipo. Ante un Godoy Cruz limitado, pero obediente, le salió mal la jugada y volvió a la irregularidad. Por no ser ni una cosa, ni la otra. Ni aquel Intocable Locche, ni el letal Monzón. Y si ni siquiera es Lanús, entonces cada partido, será tirar una y otra vez una moneda al aire. Y que decida el destino.

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