domingo, 9 de mayo de 2010

No se que quiero, pero se lo que no quiero

Hubo silencio y reflexión tras el triunfo por goleada ante Arsenal, hace ya dos fechas. Lo hubo, porque había riesgo de errar en el camino directo al núcleo del problema de Lanús. Por eso los goles y decisión a atacar ante los de Sarandí, pero el miedo y la poca intención de lastimar en La Plata. Entonces las dudas de cara a estas últimas dos fechas del campeonato y sobre todo, la incógnita de lo que será Lanús en el próximo semestre, post Mundial de Sudáfrica.

Si hay algo que está claro es que Lanús no es claro. No es claro en sus ideas, ni sintético en los objetivos, ni persigue una cohesion en sus planteos de cara a partidos de similar importancia y de rivales no muy disímiles en su esencia. ¿Qué tanto más era Gimnasia (LP) respecto de Arsenal? Y aún una pregunta más profunda. ¿Cuánto menos importante era ganar uno y otro partido?. Si la respuesta que se cae es que todos los partidos tienen la misma relevancia, entonces habrá un error por parte de los intérpretes. Sino, también habrá que reveer en cuanto a quién decide cómo parar el equipo en una y otra fecha, sin continuar con una idea firme.

Esa intención de Lanús de continuar con la tendencia internacional ( a esta altura, hablar de experiencia sería erróneo, con tropiezos constantes edición tras edición) está en discusión, desde lo expuesto en la cancha con planteos austeros y desde el manifiesto que se hizo público en varias declaraciones. Será bueno, entonces, dejar las cosas en claro sobre la mesa de una vez y elegir el camino, porque de este modo es todo una gran confusión por parte de cada uno de los eslabones que componen la cadena del Club.

El proyecto habla de fogueo de juveniles y sin error al repaso, tan sólo Pizarro y Marchesín podrían responder a esa premisa, pese a cuestionamientos para uno y otro. La aparición de nombres no se condice con la interpretación de darle rodaje. Los Aparicio, Carrasco, Lugo, Balbi, Lópes o Zaninovic apenas si rozaron la Primera y a Erramuspe-- gran promesa de las inferiores- se lo exige en una posición que lo confunde. Entonces emerge Leandro Díaz y tapa cualquier opción de jucio, aunque bien podría sumarse a Menéndez a ese alegato de insistir con un futbolísta sin sentido.

Todo tiene que ver con todo, crea, sin temor a errarle. Porque este semestre Lanús no fue ni una cosa ni la otra. No se tiró a un Clausura, naufragó en su tercera Copa Libertadores consecutiva, se comprometió poco y tarde con la idea de entrar a la Sudamericana, se dejó de lado el fomento real de valores para reemplazar futuras ventas ( por caso, Blanco) y mucho menos se miró más allá del hoy y mañana.

Si en la suma también se resta, entonces el semestre dio en rojo. Y ahora que aún hay una opción que no está sólo en Lanús tomar ( como sucedió a lo largo del primer cuarto de año) tampoco se sigue una línea. Hay un equipo que se le anima con todo a Arsenal y lo golea, pero después se le achica a un Gimnasia con la cabeza puesta en no caerse de categoría, por lo que parece que el guíon no se sigue al pie de letra en esta historia. Y ahora llega San Lorenzo y después será Independiente en su cancha, a los que habrá que ganarles y marcarles una buena cantidad de goles, aún sabiendo que Vélez- el rival directo para entrar- tampoco resignará su objetivo. ¿Entonces qué?.

Entonces, si no se clasifica a la Copa, después de julio el único punto en disputa será el Apertura, tal vez más competitivo de los que se prevé. Sino mire: River con su Cappamanía, Boca sin intención de repetir un magro semestre, San Lorenzo con un Ramón Díaz al caer que no exige menos que ser campeón, Racing con el equipo armado y un técnico que apunta alto e Independiente, con la sangre en el ojo de esta última frustración. A esto, sumarle los siempre candidatos Estudiantes y Vélez. Mientras tanto, Lanús no sabe lo que quiere hacer, ni a qué aspirar concretamente. Tiene en claro que es a lo que no quiere hacer, aunque sin saber cómo se puede evitar que eso dañe todo lo hecho hasta ahora. El juego de palabras confunde, si. Tanto como lo está en este momento todo en Lanús.

La siesta de los gigantes permite que algunos se animen y diviertan, pero no son eternas, aunque llevan un puñado de años. Jugar en el bosque mientras los lobos no están, es tan peligroso como ingénuo si no se conoce la vía de escape y por por eso Lanús debe trazarse objetivos serios y firmes, con una idea concreta sobre el método a utilizar para llevarlo a cabo. Debe ponerse de una buena vez en la cabeza y replantearse si quiere continuar siendo ese gran proyecto de grandeza o si finalmente toma el rol protagónico y se convierte en una gran realidad.

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