Candidatos sobran, lo que falta es estilo

El fútbol argentino es único en su especie. No hay otro tipo de competencia a lo largo del planeta tierra, en que todos sus participantes confíen tanto en poder ser campeones, pese a que sólo uno lo termina logrando al finalizar el torneo. Sin embargo, este tipo de creencia aumenta con los años y así, ni siquiera los recién ascendidos dejan de soñar con pelear hasta el final, tal vez, por el antecedente del Tigre de Cagna. Tampoco dejan de ilusionarse aquellos que poseen planteles débiles, puesto que el Huracán de Ángel Cappa casi logra su hazaña con un puñado de desconocidos.


Después, están los históricos candidatos de siempre: los cinco grandes, que se le suman los que tienen potencial, como Vélez, Estudiantes o Newell´s, los que vuelven a creen en milagros como Banfield, Arsenal o Argentinos Juniors e incluso están los que piensan que éste será su año, como Gimnasia (LP) y Colón.


Y ahí anda Lanús, tratando de encontrar un lugar entre tantas categorías pero sin la certeza de saber dónde encajarlo. Desde lo demostrado el último año, hay que decir que fueron campañas aceptables pero no terminaron de redondearse con luchas hasta el final. Eso, sumado a las magras participaciones internacionales, dejan lugar al puede ser, de cada comienzo de temporada.


Hoy el plantel es más corto que antes y aún, con menos categoría en ciertos puestos. El arco, bien custodiado, no es el problema. En defensa llegó (seis meses tarde de lo que tendría que haber sido) Paolo Goltz, un jugador que puede pasar a ser referente a la brevedad. Ahí también está Hoyos, que renovó pero que tendrá que tener un nivel parejo para no perder el puesto con el juvenil Rodrigo Erramuspe. Después, son todos chicos. Balbi, Izquierdoz y Lópes. Y no es que uno se olvide de Grana, Lugo y Arce, pero la idea de Luis Zubeldía para este Lanús, es imponer la línea de tres, aún sin un stopper izquierdo con tanto rodaje.


El medio parece más armado, aunque sin brillo. Al vértigo con buen trato de pelota de otros tiempos de Salvio, Valeri o Blanco, habrá que suplantarlo con el sacrificio de Peralta, Grana y Lugo por las bandas y a la fiereza del gran capitán Agustín Pelletieri, que compartirá el mediocampo con Guido Pizarro, quién tendrá de dotar de algo más de fuerza en la marca. Nicolás Ramírez, por su parte, deberá encontrarle el gusto a la banda derecha o resignarse a una oportunidad en otro lugar.


El fútbol, en su creación, deberá recaer principalmente en Sebastián Blanco, otra vez. Con un esquema que lo puede llevar a su lugar predilecto en la cancha, deberá asociarse con Aguirre o Mario Regueiro, que llegó para crear, pero que en los amistosos demostró poder definir. Será también, tiempo para que explote Javier Carrasco.

Y arriba, el gol se seguirá buscando. Salcedo tendrá su última chance y Castillejos deberá transformar su efectividad de pocos minutos a lo largo de los 90. Atrás, esperan el tucumano Díaz y la última incorporación: Silvio Romero o Milton Caraglio, sin muchas expectativas de arranque con uno ni otro.


Pese a todo esto, el problema que Lanús tiene que resolver a corto plazo será su impronta. Ese estilo, que lo caracterizó, lo guardó en algún viejo arcón hace un año y nunca más lo sacó. Y ahí está la mayor debilidad del equipo. Y también la mayor virtud, porque cuando Lanús se convenció que la pelota es más productiva teniéndola y tocando rápido, le fue bien. Cuando especuló, lo maniataron y cayó en la duda constante.


Ahora, ante el duro Arsenal de Alfaro, todo comienza de vuelta. Hay una nueva posibilidad de reencontrarse con el estilo en un torneo que de entrada, tiene candidatos de mucho peso. Ante esto, el estilo tiene que prevalecer. Sino, Lanús será uno más que sólo cree poder ser campeón. Pero ojo, porque creer no es ninguna ventaja acá. Eso también lo hacen los otros 19.

Bienvenidos al Apertura 2010.