viernes, 27 de agosto de 2010

Ganar, ganar o ganar

Contale a quién le importe, pero ahí va. Un gran signo de interrogación es el que se abre de cara al clásico ante Banfield, por la cuarta fecha del Apertura 2010. Lanús es una gran pregunta sin responder todavía, en torno al sistema, el rendimiento, el juego y en este caso en particular, también el equipo.

Es que el bastión, cuerpo y alma del equipo cayó herido del último choque ante Quilmes. Agustín Pelletieri, ese león del mediocampo, está con un fuerte esguince de tobillo derecho y si aún existen dudas sobre la posibilidad de estar en cancha, es simplemente por la garra y entrega que desliza desde su lugar. Su renguera, en tanto, es una muestra de que aún ese golpe el duele y mucho, tanto, como perderse el partido que todo el hincha de Lanús espera previo a un comienzo de campeonato.

Y lo de Pelletieri es sólo un eslabón de una gran cadena de dudas, que recién se disiparán minutos antes del comienzo del encuentro, otras esperarán hasta que el partido termine y las últimas, tal vez, todavía queden para más adelante.

En este manojo de incertidubre, lo más importante pasa por ver el funcionamiento del equipo de Zubeldía. La línea de cuatro en el fondo es casi un hecho pese a la falta de confimación. Ahí se dará la presentación de Paolo Goltz, un hombre que llegó con pergaminos de Huracán y sobre todo de clásicos, dónde ya le convirtió a San Lorenzo en tres oportunidades. El resto son conocidos, pero la consinga ahora es defender con más hombres.

Tampoco está nada claro el asunto en el medio. Al ingreso casi seguro de Ledesma por Pelletieri, se le sumarán Aguirre por la banda derecha ( reemplazando a Hernán Grana) y en la izquierda estaría Sebastián Blanco. Arriba, Regueiro y Salcedo parecen tener el puesto asegurado. Pero todo es una gran incógnita.

Enfrente estará el frío y tosco equipo de Julio Falcioni, que buscará en Arias y Guidi repetir el libreto que le viene dando rédito en las últimas visitas: especular y aprovechar los errores Granates. Y como la defensa de Lanús suele dar una o dos situaciones de ventaja, pasa por el control de su mente, Walter Erviti, la tarea más importante.

El resto será puro amor, sacrificio y eso que suele pedirse por tes en la tribuna: huevo, huevo y huevo. Lanús no puede abrirle la puerta de su casa a cualquiera y dejar que se lleve algo de lo suyo así como si nada. Habrá que pagar con camisetas empapadas la fiesta que se espera en La Fortaleza, con miles de hinchas Granates.

Hay muchas dudas, más de las que se deberían previo a un clásico. Que la línea de cuatro, que Pelletieri, Goltz, la delantera, Grana, Lugo, Blanco o Salcedo. Poco influirá mañana. Los tres puntos es lo que valen, porque los clásicos ni se piensan ni se planifican: se ganan. El resto, contáselo a quién le importe.

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