La locomotora quedó atrás. Este Lanús sin potencia y poco arrollador está enganchado en la hilera de vagones que intentan seguir el ritmo de los de adelante, pese a que en este Apertura 2010, las lesiones dejaron mal herido el furgón.
Las inentendibles lesiones en entrenamientos semanales -y no en el trabajo por los puntos- distan de solidez de candidato. Y así de una semana a otra, alguna pieza esencial siempre queda afuera. Blanco y Aguirre, dos de los generadores de fútbol ya sufrieron un par de desgarros cada uno y ellos, al menos, estarán afuera por dos semanas.
Justo, sí, en el momento clave de Lanús en el torneo, cuando debe definir su suerte en partidos directos ante los líderes. Salcedo tampoco estará, ya que se volvió a resentir de su problema en la rodilla y tiene el mismo tiempo de espera.
Regueiro y Balbi, en tanto, serán titulares pese a no estar en la plenitud y pese, también, a que Luis Zubeldía decidió esperar más de la cuenta para notar que en la defensa no podía durar mucho un lateral izquierdo siendo diestro.
Ahora no queda margen. El torneo se empieza a definir y Lanús está a la expectativa aún, con el boleto en la mano. Del once ideal poco queda, pero es lo que hay. Y los que están, deberán soportar la tormenta e intentar dar el golpe ante rivales de jerarquía como Estudiantes y Vélez, ambos como visitante y a la espera de algún tropiezo ajeno.
La apuesta esta vez si parece ser Javier Carrasco, tantas veces relegado. Al Duende le llegó la chance- salvo un cambio de idea a última hora será titular- en un momento poco propicio del campeonato y tendrá que crecer de golpe para hacerse cargo de la creación del equipo, junto a Mario Regueiro.
El déficit del gol deberá corregirse. Ante un Colón que suele perder la línea rápido, Lanús tiene que ser más que dañino en profundidad. Explotar velocidad y precisión en los últimos metros. Y como no hizo en Bahía Blanca, habrá que dar muestras de caracter, de intensidad y de actitud, por caso, para ensayar lo que serán las pruebas de fuego de las fechas siguientes.
El último tren del Apertura, el de las 12, se puso en marcha. Subite Lanús, que pasa sólo una vez.
Las inentendibles lesiones en entrenamientos semanales -y no en el trabajo por los puntos- distan de solidez de candidato. Y así de una semana a otra, alguna pieza esencial siempre queda afuera. Blanco y Aguirre, dos de los generadores de fútbol ya sufrieron un par de desgarros cada uno y ellos, al menos, estarán afuera por dos semanas.
Justo, sí, en el momento clave de Lanús en el torneo, cuando debe definir su suerte en partidos directos ante los líderes. Salcedo tampoco estará, ya que se volvió a resentir de su problema en la rodilla y tiene el mismo tiempo de espera.
Regueiro y Balbi, en tanto, serán titulares pese a no estar en la plenitud y pese, también, a que Luis Zubeldía decidió esperar más de la cuenta para notar que en la defensa no podía durar mucho un lateral izquierdo siendo diestro.
Ahora no queda margen. El torneo se empieza a definir y Lanús está a la expectativa aún, con el boleto en la mano. Del once ideal poco queda, pero es lo que hay. Y los que están, deberán soportar la tormenta e intentar dar el golpe ante rivales de jerarquía como Estudiantes y Vélez, ambos como visitante y a la espera de algún tropiezo ajeno.
La apuesta esta vez si parece ser Javier Carrasco, tantas veces relegado. Al Duende le llegó la chance- salvo un cambio de idea a última hora será titular- en un momento poco propicio del campeonato y tendrá que crecer de golpe para hacerse cargo de la creación del equipo, junto a Mario Regueiro.
El déficit del gol deberá corregirse. Ante un Colón que suele perder la línea rápido, Lanús tiene que ser más que dañino en profundidad. Explotar velocidad y precisión en los últimos metros. Y como no hizo en Bahía Blanca, habrá que dar muestras de caracter, de intensidad y de actitud, por caso, para ensayar lo que serán las pruebas de fuego de las fechas siguientes.
El último tren del Apertura, el de las 12, se puso en marcha. Subite Lanús, que pasa sólo una vez.
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